(Lectura de 4 minutos)
En una colmena de abejas de la miel, puedes convertirte en 1 cosa de 3: en Reina (solo puede a ver una), en Obrera (son la mayoría, miles) o en Zángano (unos pocos centenares por colmena). Vayamos por partes:
Obreras
Las abejas obreras, después de eclosionar de su huevo de abeja, nacen como larvas ciegas condenadas a arrastrarse, comer y excretar…
Con el paso de los días, las larvas crecen (gracias a toda la alimentación que reciben de las abejas obreras enfermeras) a veces hasta 1500 veces su medida original como huevo. Estas larvas, mudarán hasta 5 veces durante su periodo de larva a ninfa. Entonces, se transformarán en pupas donde la digievolución transformación en abejas adultas se llevará a cabo.
Durante su vida aproximada de entre uno y cuatro meses, las abejas obreras deberán desarrollar distintas tareas dependiendo de su edad y de lo que requiera el momento, pero siempre priorizando el bienestar de la colonia y especialmente el de las nuevas generaciones, al propio. Si es necesario sacrificarse protegiendo la colmena o yendo a buscar comida en situaciones de urgencia, lo harán.
(Figura 1 – Días y estadios del crecimientos de las abejas de la miel)
Realeza
Podrías pensar que la realeza lo tiene mejor que una abeja obrera… y bien, es cierto que las abejas destinadas a ser reinas disfrutan de una dieta distinta de aquellas que serán obreras, una muy rica en jalea real. También es un hecho que maduran a un ritmo más rápido que las demás y que viven unas 40 veces más que las obreras (entre 3 y 5 años).
Sin embargo, si se ha provisto distintas celdas reales, la primera reina que nazca, instintivamente buscará, apuñalará y matará sus hermanas reina antes de que estas puedan hacer lo mismo. A veces, se da la situación que dos reinas nacen al mismo tiempo, convirtiendo la colmena en una arena donde las reinas combaten a muerto pues solo puede quedar una.
Después de esto, su tarea será salir en vuelos nupciales y aparearse con distintos zánganos (aquellos que le puedan seguir el ritmo). Finalmente volverá a la colmena a poner huevos sin parar hasta que se muera, hasta 3000 diarios (como máximo).
Zánganos
La vida de los zánganos es como una tragedia romántica, empieza en primavera, cuando la colmena despierta de su hibernación. Los zánganos, son los únicos que provienen de huevos sin fertilizar. Esto pasa porque la razón de ser de los zánganos es la de aparearse con una reina de otra colonia y, por lo tanto, solo interesa que transmita el código genético de su colmena. Como he comentado antes, las reinas se aparean con distintos zánganos y así consiguen diferentes códigos genéticos. Al no fertilizar el huevo, la reina consigue que solo su código genético sea transmitido y no el del resto de zánganos que contiene en su espermateca.
Los zánganos tardan bastante en desarrollarse. Al principio no pueden comer por su cuenta, así que deben ser alimentados por las enfermeras. Una vez se han desarrollado y pueden volar, saldrán de la colmena en busca de una reina con la que aparearse. Si no lo consiguen, volverán para recuperar energía y lo volverán a intentar. Sin embargo, si un zángano consigue aparearse, muere rápidamente pues sus genitales y los tejidos asociados del abdomen son arrancados de su cuerpo durante el acto sexual.
En otoño, si los zánganos no consiguen aparearse con una reina antes que llegue el invierno, serán expulsados de la colmena (lo que también equivale a una muerte segura) pues sino consumirían demasiada comida arriesgando el porvenir de la colonia.
Ahh… ser o no ser abeja, esa es la cuestión!

(Imágen original de Aggie Marder / Unsplash)
Fuentes:
- The Bee Book – Discover the Wonder of Bees and How to Protect Them for Generations to Come https://www.indiebound.org/book/9781465443830 by Dk and Contributions from Emma Tennant & Fergus Chadwick
- Bee Larvae – https://beehivehero.com/bee-larvae/ by Dan Greenwood
- An Introduction to Queen Honey Bee Development – https://extension.psu.edu/an-introduction-to-queen-honey-bee-development by Kate Anton & Christina Grozinger
- Figura 1 – EL MÓN FASCINANT DE LES ABELLES – M.A. Julivert, Ed. Parramón. 1991. Fig. 9 (pag 17);