Me pregunto cuantos de nosotros lo hacemos, hablarnos en una voz más dura a nosotras mismas de lo que nunca nos atreveríamos a hacer con otros en las mismas circunstancias.
Yo soy culpable de esto, especialmente cuando se trata de mis actividades relacionadas con el arte. Parece como si toda mi compasión se vaya por la ventana cuando hablo “mentalmente” conmigo.
Que esta entrada al blog sea un recordatoria de que deberíamos ser más amables con nosotras mismas. Fracasar, tener días no productivos (o dibujos no tan magníficos) también está bien. Ser amable contigo mism@ permite mantener mente y cuerpo sanos. Desde este equilibrio, esta plenitud, podemos dar más y trabajar mejor.
Tómate un momento y piensa en cómo “te hablas” a ti mism@ en tu cabeza. Sé consciente de ello y mantén esa voz a raya. Después de todo, somos el/la mejor aliad@ de nuestra vida. Y yo diría que mantenernos motivados y apoyad@s es mejor que no martirizarnos con palabras duras. Nos merecemos la misma compasión que ofrecemos a los que queremos.
Siempre intento recordar que soy una abeja maravillosa viviendo dentro de un cuerpo de panal. Soy la abeja trabajadora en primera línea cosiendo y apoyando este cuerpo carnoso de panal llamado Yo. Yo es fuerte y dulce y (se podría argumentar) que hecho de bastante vómito de abeja mágica.
Hay días en que lo hago mejor, otros peor. Pero lo intento.
Inténtalo conmigo.
Bzzzzzz 🐝