Los creyentes en la geometría sagrada atribuyen poder e importancia a una multitud de formas naturales. Las ven como una prueba de organización, proveniente seguramente de un poder superior. Y dentro de este pequeño grupo de creyentes, existe un grupo más pequeño obsesionado con los hexágonos.
Los hexágonos son polígonos geométricos de dos dimensiones, 6 caras con 6 ángulos interiores. Son conocidos por encontrarse en panales y lápices. ¿Pero esconden algo más que eso?
Para cualquiera que encontrara la clase de geometría menos que espiritualmente iluminadora, todo esto es demasiado. Pero la creencia subyacente no es tan absurda como parece. Los hexágonos son sorprendentemente omnipresentes en la naturaleza y sus propiedades son bastante impresionantes. Sin embargo, podemos explicar buena parte de la recurrencia natural del hexágono sin recurrir a la religión.
Veamos algunos sitios donde aparecen hexágonos:
Hay toda una familia entera de cristales hexagonales. Los copos de nieve también son hexagonales. Ambos se convierten en hexágonos macroscópicos porque sus respectivas estructuras moleculares microscópicas dictan que se conviertan en hexágonos. ¿Quién habría dicho que la nieve básicamente tiene hexágonos en su núcleo?
¿Y qué ocurre con los hexágonos en el espacio exterior? En el polo norte de Saturno, hay una formación de nubes perdurable y, lo habéis adivinado, ¡es hexagonal! Cada uno de los seis lados del hexágono es mayor que el diámetro de la Tierra. Los científicos han propuesto un buen puñado de hipótesis sobre su causa, por ejemplo, si se hace girar un cubo de agua lo suficientemente rápido, el remolino se convierte en un hexágono, pero la nube de Saturno todavía sigue siendo un misterio.
De vuelta a la tierra, sin embargo, el hexágono natural más evidente es el del panal, que permite un hogar geométricamente perfecto para las abejas y su miel. Las abejas de todo el mundo son extraordinariamente expertas en la construcción de hexágonos uniformes. Pero más allá de eso, ellas mismas están codificadas con la forma: el hexágono está escrito en sus ojos y sus colmenas son construcciones hexagonales maravillosas. Encontramos hexágonos en los panales porque son la manera más eficiente de llenar un espacio con la menor cantidad de material; los matemáticos llegaron a la misma conclusión literalmente. Pero las abejas lo descubrieron hace tiempo por sí solas, y es bueno que hicieran, porque la cera a las abejas les cuesta trabajo de producir y es realmente preciosa.
¡La Eficiencia es primordial! Bzz Bzz 🐝
Así pues, los hexágonos se encuentran en todas partes en la naturaleza, desde los planetas más grandes hasta los compuestos más microscópicos. Tenemos explicaciones científicas bastante razonables para todas estas apariencias hexagonales. Pero tanto si encontráis a vuestros dioses en el cielo, en la ciencia o en los mismos hexágonos, todavía podéis sorprenderos con su eficiente recurrencia.